Glaucoma

Existen diferentes tipos de Glaucoma, por ende el tratamiento que prescriban nuestros especialistas dependerá de las características concretas de la dolencia y del paciente que la sufra.

El Glaucoma es una enfermedad crónica que se produce por el aumento en la presión del ojo, provocando una lesión del nervio óptico, que provoca una perdida lenta y progresiva de la visión. Esta perdida de visión es permanente y si no se trata adecuadamente puede terminar en la ceguera.

Este padecimiento no suele diagnosticarse hasta encontrarse en estadios avanzados, debido a que, en su forma más frecuente, no presenta síntomas que alerten de su presencia.

Si se detecta en fases tempranas, el Glaucoma es una enfermedad que responde muy bien al tratamiento y es posible reducir su avance y posible deterioro irreversible de la visión.

¿Cómo se diagnostica un Glaucoma?

Lo mas importante para detectar esta patología, es hacer un examen lo más precoz posible, ya que una vez hecho el diagnostico, el tratamiento que se implementará consigue en la mayoría de los casos que el paciente no siga perdiendo vista. Los métodos que se usan para diagnosticar esta enfermedad son:

Tonometría ocular, es decir, la medición de la presión ocular. Se lleva a cabo con un aparato llamado tonómetro, de los que existen diversos tipos y modelos.

Exploración del fondo de ojo, especialmente en lo que se refiere a la imagen de la papila óptica, que es la imagen del nervio óptico en su unión con el globo ocular.

Exploración de la visión periférica o campo visual , prueba denominada Campimetria o Perimetria, que actualmente se hace de una manera automática a través de un ordenador (Perimetría Computarizada).

Exploración del espesor de la cornea o Paquimetria, ya que la misma puede provocar diferentes lecturas.

Exploración del ángulo que existe entre la superficie del iris y la cornea, con objeto de evaluar si esta abierto o cerrado. Esta exploración se llama Gonioscopía y sirve para diferenciar el tipo de Glaucoma y de tratamiento.

Exploración de la profundidad existente entre la superficie del iris y la cornea, desde el centro de la misma hasta su periferia.

Tomografía de Coherencia Óptica (OCT) de nervio óptico, que permite de una manera cómoda para el paciente, evaluar el espesor que tiene la capa de fibras nerviosas retinianas, alrededor de la cabeza del nervio óptico, imprescindible en el diagnóstico precoz y en la valoración de la eficacia del tratamiento aplicado en esta enfermedad.

El tratamiento

Existen diferentes alternativas para el tratamiento del Glaucoma, si bien todas tienen el mismo objetivo: lograr disminuir la presión ocular, para evitar el daño que la presión hace en el nervio óptico y por consiguiente evitar que se siga perdiendo vista.

En los Glaucomas crónicos, que es la forma mas frecuente, el primer tratamiento a instaurar consiste en la aplicación de colirios hipotensores oculares, existiendo diferentes principios activos farmacológicos. Estos colirios tienen que utilizarse indefinidamente, ya que si se suspenden desaparece su efecto hipotensor y la presión ocular vuelve a aumentar.

En casos en que los colirios no sean eficaces, tengan que suspenderse por efectos colaterales o por olvido continuado en su administración, siempre que el ángulo entre la superficie del iris y la cornea, sea amplio, se realiza un tratamiento con láser llamado Trabeculoplastia, mediante el cual se intenta aumentar el drenaje del humor acuoso, consiguiéndose de esta forma la disminución de la presión ocular.

En aquellos casos en que el ángulo antes citado sea reducido y pueda en un momento dado cerrarse del todo, provocando un Glaucoma agudo o de ángulo cerrado, se hace otro tipo de tratamiento con láser llamado Iridotomia, que consiste en hacer unos pequeños orificios en la periferia del iris para permitir que el humor acuoso pase a través de ellos intentándose de esta forma evitar la aparición de dicho tipo de Glaucoma.

Cuando no se logra normalizar la presión ocular con los tratamientos citados anteriormente, la única alternativa es el tratamiento quirúrgico, que consiste en la creación de un nuevo drenaje del humor acuoso del ojo. Existen en la actualidad diferentes técnicas quirúrgicas, tales como la Trabeculectomia que realiza una apertura en la pared externa del ojo y la nueva técnica denominada Esclerectomia profunda no perforante, que aumenta el flujo natural, con el uso de implantes para Glaucoma.

En los casos de Glaucoma Congénito, el único tratamiento eficaz al día de hoy es la cirugía mediante una técnica quirúrgica llamada Goniotomia.

Es importante recordar que el Glaucoma es una enfermedad que todo el mundo puede padecer y que en su forma mas frecuente puede pasar desapercibida. Por eso es imprescindible que todas las personas se sometan a chequeos de rutina, y, de manera especial, a partir de los 40 años, edad en la que se deben realizar controles oftalmológicos periódicos para descartar su presencia.

Un diagnostico precoz puede evitar perdidas de visión que son irreversibles. Por eso son importantes las campañas de información y de prevención de los efectos de esta enfermedad que se pueden prevenir.

Recuerda hacerte controles oftalmológicos periódicos, sobre todo si tienes alguno de estos factores de riesgo.

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¡En tus manos esta la prevención!